El verdadero 2012

Otro Diciembre más me pongo frente a una pantalla intentando concentrar en unas líneas todo aquello que el año que vence nos ha deparado y desearos a todos un feliz y prospero año entrante. La metodología como siempre; repaso a los resúmenes anuales de diferentes medios de comunicación nacionales e internacionales, trasladar a un papel los nombres claves y empezar a ordenarlos y enlazarlos en clave de humor y positivismo. Este año voy a reproducir exactamente aquello que tras mi repaso he escrito en mi cuaderno: Siria, Obama, Costa Concordia, Draghi, Monti, Peña, Chavez, tuaregs, Sandy, YPF, Newtown, Kim Dot Com. Rajoy, Dívar, IVA, impuestos, rescate, Botswana, Noos, deshaucios, Bankia, Madrid Arena, Ecce Homo, sanidad, educación, pobreza, emigración, corrupción. 11S, Mas, independència, Duran, ERC, Bustos, corrupció. 

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Entenderéis ahora que se antoje misión imposible enclavar en un mismo texto todos estos términos sin caer en depresión, y por eso este año mi resumen habla de otras cosas y de otras maneras, porqué 2012 es mucho más que nombres, son momentos, son sonrisas.

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A "nivel lejano" este año me recuerda una buhardilla de la Rue de Saint Nazare dibujando en un papel el plan del día, regalando felicidad y compartiendo experiencias. Un menú a los pies de MontMartre, balbuceos en un francés titubeante con un artista en la Place de Tertre y la lluvia fina de las orillas del Senna. También nos deja unas pintas en Picadilly rodeado de amigos de los que "ya no están", entrevistas mirando al río, una reunión por los canales y mucho sueño. 2012 también habla de esas charlas italianas con viejos amigos en las que todo se expone y nada se decide, encuentros erasmus donde descubres gente nueva, donde recuerdas que los que quedan de ese año son maravillosos y por supuesto los mails en catalo-bosnio que pasan de cánticos futbolísticos a proyectos personales. El año que nos deja será el de la aventura americana en Samuel Lewis, el de los muros de porexpan y la ilusión de aquello que vendrá. 

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A "nivel cercano" 2012 ha sido un año de movimiento. Varias visitas a Madrid, normalmente con un timming acotado pero donde tienen cabida las cámaras que enfocan a un gran amigo, las copas compartidas entre pista y pasillos en un lugar popular, poco descanso y muchas risas. Una exposición itinerante en un "museo arquitectónico", cervezas "cerdas", cenas de reencuentro y una boda que no debía haber acabado. También el año pasado me presentó la casa de las Rozas, bailando a lo Michael Jackson y jugando a padel "de 6 meses". Oviedo, León, Ponferrada y lo que es mas importante Molinaseca también forman parte de este legado anual. Encontrarte en un pueblo de 700 habitantes con amigos, conocidos y gente fantástica que no estaban pero ya no se irán, pidiendo gyntonics en el único bar, decorando la casa, rememorando batallas y coronando con la boda de una de esas personas que te marcan en la vida y que como esa pareja, se convierte en un evento muy grande.

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Escapar a Girona un fin de semana en busca de la foto buena y el silencio del día a día, revitaliza, aunque si el motivo es el enlace de un "coinqui" aun es más hermoso. Comer, beber, bailar, reír, recibir regalos entre amigos y la mejor compañía. La Costa Brava a pie o en kayak, celebraciones en Vic, paseos por el Montseny, cenas "que no falte de nada", aperitivos en el mar, bodegas que no tienen ginebras y caminatas en busca del dinero. Santa María Reina también fue importante y su evento galáctico del año, amigos que no olvidarán este año que nos deja igual que esas quedadas de "makis" que se sabe cuando empiezan pero no cuando acaban. Oír las olas cuando se callan, cuando nadie las molesta, cuando estamos solos ante el postrero parasismo, abrazados, celebrando que los años pasan unidos. Ésto es el 2012 y todos tenéis uno.

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Supongo que alguno podría pensar que este año que he vivido es demagogia  pero os aseguro que no. Los buenos momentos hay que remarcarlos, recordarlos y retenerlos, los malos afrontarlos y redibujarlos. Aquí reside la clave... Cuando en 2012 me he sentido sin fuerzas, sin empuje, he vuelto a leer los mails que mi madre me escribía con tanto esfuerzo como amor mientras estuve en Roma, recuerdo los consejos de mi padre en noches en la terraza y repaso la libreta que escribimos los hermanos cuando nuestras habitaciones estaban a más de un kilómetro. Cuando algo en mi trabajo no me sale bien miro mi estantería, cuento mis libretas Moleskine y pienso que si lo he hecho 17 veces no se resistirá la 18, y además, será la mejor de todas porqué ahora no estoy solo, me acompañan personas increíbles y profesionales espectaculares. Cuando me levanto sin ganas de hacer algo suelo tomar un café caliente en una de esas tazas de Mr. Wonderful y con el cigarro que le acompaña pienso en que amigo veré ese día y por el contrario, si el día se complica y parece que acabará mal, juego a fútbol, simplemente eso. Hay días en los que simplemente me he sentido triste, entonces miro a mi lado y veo que alguien me abraza, que hay una persona que me da la mano y camina conmigo, que me espera y pide que la espere, que rema en la misma dirección que yo. Entonces ya nada importa.

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Este 2012 he vuelto a bajar a la playa del mundo, me descalcé en la orilla, abrí los brazos altos pero ocho años después, sigo sin saber bailar. Aun así refrendo mi pacto de sangre con el mar, digo uno por uno el nombre de aquellos que he querido y permanezco aquí presente para siempre con mi felicidad ridícula y eterna, y con mi mar del mundo de 28 años.

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QUE TINGUEM SORT